Carta de Begoña a la futura residente opositora en Madrid. Mi paso por la Residencia Anunciata
“No pienses, si algo te resulta difícil y penoso, que no sea posible para el hombre, antes bien, si algo es posible y connatural al hombre, piensa que también está a tu alcance.”
Las palabras del emperador romano Marco Aurelio me parecen sin duda acertadas para un reto de la envergadura de una oposición.
Cuando hace siete años traspasé el umbral de esta Residencia, poco sospechaba de la peligrosa aventura en la que me embarcaba. Con mucha ilusión y poca experiencia me disponía a empezar la Oposición a la Carrera Diplomática, con el sueño de, algún día, representar la “Grandeza de España”.
No sin mucho trabajo, constancia y sacrificio puedo actualmente afirmar, con el sereno orgullo, de que efectivamente “soy diplomática”. Ello a pesar de no acabar de creérmelo mientras redacto las presentes líneas. Quizá algún día llegue a lograr siquiera la mitad de lo que consiguió mi padre como Diplomático y referente.
En el largo camino que se recorre con la oposición podría señalar tres pilares fundamentales en los que me he apoyado y a los que estoy profundamente agradecida.
- El primero, mi familia, sin cuyo apoyo este ansiado proyecto nunca habría sido posible.
- El segundo, mis preparadores, sin cuya Sabiduría (con mayúsculas), directrices y consejos tampoco habría sido realidad.
- Y el tercero, la Residencia Anunciata, cuyo ambiente de silencio y organización (de horarios y comidas), crea un clima propicio para la concentración, el estudio, y para dejar de lado distracciones que desvían de la meta. ( Incluyendo por supuesto el aire acondicionado en verano, tan necesario para asegurar el óptimo funcionamiento de las neuronas, evitando que éstas se declaren en huelga estival).
Pero una Residencia, igual que una nación, una familia, no se compone sino de individuos, auténtico corazón y alma de la misma. Así de mi paso por la residencia no guardaría el mismo recuerdo sin la actual dirección, compuesto por las hermanas Fruti y Carmen. Siempre comprensivas y atentas a las necesidades de las residentes, a las que estaré profundamente agradecida. Especialmente atentas han sido con la que escribe estas líneas, quien como veterana, ya casi “forma parte del mobiliario” como dicen con su fino humor los ingleses. Y sin el personal de recepción, siempre atento para recibirte con una sonrisa, mientras vela junto a la puerta de entrada.
Y tampoco habría sido igual sin la presencia de las actuales residentes (teniendo inevitablemente más trato con unas que con otras). Pudiéndome sentir afortunada de llevarme para la posteridad algunas buenas amistades y auténticos tesoros humanos, que con un poco de suerte, aportarán ellas también su granito de arena a ese noble proyecto de construir una España mejor.
De todo ello deriva mi más profundo agradecimiento a la dirección, al personal empleado (especialmente a Amparo, Sori y Yanet) y a las residentes. Con una relación tejida a lo largo de los años, y como toda relación humana, no exenta de sus más y sus menos, pero no por ello menos digna de un balance positivo.
[info]Finalmente me gustaría concluir pidiendo encarecidamente a toda aquella persona que tenga intención de opositar aquí, que trate de ser profundamente humana y comprensiva. En un mundo cada vez más despojado de valores, se necesita hoy con todavía más razón de la calidez humana y de la cortesía, tan esenciales para la convivencia (especialmente bajo la tensión de una oposición).[/info]Y , por favor, pediría a la futura residente que evitase la mágica pregunta que tanto espanta a todo opositora veterana y que parece inherente (de modo casi milagroso!!) a todo aprendiz de opositor:
-“¿Cuántos años llevas opositando? ”
-“¡Por Zeus!”, piensa la desdichada opositora –“¡Otra vez!”
Es como preguntarle a un desempleado, cuantos años lleva en el paro. A nadie le gusta que se lo recuerden,¡Gracias!
Y para las que finalmente logren aprobar (que de corazón deseo seáis muchas), me limitaría a transcribir las palabras de un sabio como Marco Aurelio (no sin razón de origen hispano, y en línea con su filosofía estoica): “No te conviertas en un César, mantente por tanto sencillo. Lucha por conservarte tal cual la filosofía ha querido hacerte.”
Yo por mi parte trataré de aplicarme el consejo, y que el honor de ser diplomática del Reino de España no me convierta en un ser altivo y arrogante.
Gracias a la dirección y a la Residencia por su inestimable apoyo, y a la Diosa Fortuna por estar de mi lado.
[notice]Finalmente traspasaré de nuevo el umbral de la residencia, esta vez en dirección de salida, con la misma ilusión del principio, con un poco más de conocimiento y con la esperanza de estar a la altura de lo que se espera de un miembro de la Carrera Diplomática.[/notice]