HH.DOMINICAS de la ANUNCIATA

• La fundación de esta casa en Madrid, data de 1940 •

RESIDENCIA ANUNCIATA MADRID

En 1975 se estrenó el edificio actual siendo primero Residencia de trabajadoras que era la realidad más apremiante de la época. Con el paso del tiempo se fue reduciendo el número de las mismas.

En 1993, se reduce a la mitad el número de trabajadoras, dando paso a jóvenes estudiantes y opositoras.

En 2004, vista la necesidad de un ambiente marcado de silencio para el estudio, todas las residentes son opositoras (Inspector de Hacienda, Registro de la Propiedad, Abogacías, Notarías, Carrera Diplomática, Inspector de Banco, y algunas de MIR, FIR, PIR, o diversos Másteres).

HH. DOMINICAS de la ANUNCIATA


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NUESTRO FUNDADOR: SAN FRANCISCO COLL (Dominico)

“Un fuego produce otro fuego, una luz otra luz”

San Francisco Coll

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Francisco Coll i Guitart nace el 18 de mayo, en el seno de una sencilla familia de cardadores de lana. Es el menor de once hermanos, a quienes la madre, viuda al poco de nacer Francisco, educó en la sólida piedad cristiana.
– Desde sus primeros años se sentía apóstol. Sus amigos acudían a oír sus predicaciones infantiles desde la fuente en la plaza del pueblo, o subido a bancos y sillas.
Todos veían en él un futuro sacerdote. A los diez años dejó Gombrèn y marchó a estudiar al seminario de Vic, alternando sus estudios con la enseñanza a los niños en la masía de Puigseslloses. Piedad, estudio, enseñanza, apostolado: buenos cimientos para un futuro predicador y fundador.
Cinco años clave en la vida de Francisco. Decide ser fraile predicador, dominico. Y lo será en el convento de la Anunciación de Girona. Sólida Formación teológica, intensa vida de oración: las dos alas que le servirán para volar por toda Cataluña como apóstol del Evangelio, enamorado de María.
En 1835 todos los religiosos tuvieron que abandonar sus conventos, que pasaban a manos del Estado. Fray Francisco seguirá siendo dominico para siempre. No hubiera podido encontrar para su vida un modelo mejor que Domingo de Guzmán.
Fray Francisco es ordenado sacerdote. Desde entonces, su vida será un gastarse continuo en toda la gama de servicios ministeriales y apostólicos: catequesis, confesiones, dirección de almas, y sobre todo, predicación.
Francisco Coll continuaría siendo dominico toda su vida. Firmaría anteponiendo a su nombre “Fray”, y posponiendo las siglas “OP”, que significan: de la Orden de Predicadores (dominicos). Y llevaba muy dentro de su alma de apóstol la consigna de Cristo: “Id y predicad”. Por eso, desligado de las cargas parroquiales, recorrerá toda Cataluña, dando ejercicios espirituales a sacerdotes y religiosas y predicando misiones populares, con tanto éxito, que su gran compañero, San Antonio María Claret decía: “Cuando ha predicado el P. Coll en una población, ya no nos queda nada que espigar a los demás”.
–El mundo es pequeño para un corazón de apóstol. El P. Coll veía que la mies era mucha. Su afán, inmenso. Sus posibilidades, limitadas en el tiempo y en el espacio. ¿Por qué no ampliar su espíritu y su misión? La respuesta a este interrogante es la obra maestra del Padre Coll: la CONGREGACIÓN DE DOMINICAS DE LA ANUNCIATA. Sus hijas continuarían cultivando los campos donde el Padre Coll iba sembrando la Palabra, especialmente entre la juventud femenina.
Los Colegios de la Anunciata serán focos de irradiación evangélica, junto con la formación humana, con el espíritu de sencillez, de alegría, de servicio, que caracterizó al fundador.
–Hacía algo más de cinco años que había quedado ciego repentinamente. Recobró algo la vista, pero desde diciembre de 1869 no pudo volver a leer. Eran frecuentes los ataques apopléticos. La vida austerísima, las correrías apostólicas, la lucha contra las mil dificultades que encontraba su Congregación, habían acabado con sus fuerzas. Santamente, como había vivido, pasó de este mundo a la Casa del Padre, de la mano de María.
Atrás dejaba una prolongación de su vida y de su misión: más de trescientas Hermanas, animadas de su mismo espíritu. Hoy más de mil Dominicas de la Anunciata, sirven a Cristo en los hermanos: colegios, misiones, hospitales, asilos, residencias, obras sociales, colaboración con parroquias y Obras de Iglesia… todo un amplio abanico del servicio cristiano en Europa, América, África y Asia.

BEATIFICACIÓN

ROMA. El día 29 de abril de 1979 fue beatificado por Juan Pablo II en Roma. El Papa, en la homilía de la Eucaristía dijo del Padre Coll: “Hombre de fe, sembrador de esperanza y promotor de paz y reconciliación”.

CANONIZACIÓN

ROMA. El día 11 de octubre de 2009, en una ceremonia en la Basílica de San Pedro, Roma, fue proclamado santo por Benedicto XVI.

En su homilía destacó: “Francisco Coll llegaba al corazón de los demás porque trasmitía lo que él mismo vivía con pasión en su interior, lo que ardía en su corazón: el amor de Cristo, su entrega a Él”.

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